El Tarot es uno de los métodos adivinatorios más conocidos y extendidos, de cuyos orígenes poco o nada se sabe a ciencia cierta.
Algunos lo sitúan en el Antiguo Egipto, otros lo relacionan con los cátaros, los cuales, perseguidos por sus doctrinas poco ortodoxas, habrían ocultado su saber en estas láminas. Hace algunos años, incluso, quién ésto escribe escuchó una teoría sobre su nacimiento en el continente hundido, la Atlántida, y cómo algunos de sus supervivientes habrían trasladado su conocimiento a las láminas del Tarot.
Sea como fuere, lo que sí sabemos con seguridad es que el Tarot se compone de 78 láminas o arcanos, que enseñan a través de símbolos la antigua ciencia oculta y las fases de evolución humana, lo que le convierte en algo más que un oráculo que nos relata que puede ocurrirnos en un futuro que aún está por determinar.
En Esoteria creemos en el Tarot desde un punto de vista de guía Espiritual y ayuda en la apertura hacia el conocimiento que todos guardamos dentro, y a través de sus consejos poder corregir e intentar ver nuestra Vida y lo que nos ocurre con mayor consciencia.
La parte adivinatoria del Tarot es muy bonita, y nunca deja de sorprendernos por mucho tiempo que llevemos dedicándonos a ella, pero no nos ayuda mucho si, por ejemplo, nos señala unos acontecimientos sin darnos la posibilidad de actuar sobre ellos. La voluntad individual es determinante a la hora de "crear" nuestro futuro. El destino no está "escrito en las cartas", sino que éstas nos ayudan a verlo y, si así lo decidimos, intentar actuar en consecuencia.
Pero sin duda, hay una parte de visión del destino en el Tarot, que se puede ver estudiando los Arcanos Mayores. Empezaremos con ellos en próximos artículos.
Como ya anunciamos en su momento, el primero de los nuevos cursos está a punto de empezar: en breve pondremos en marcha los primeros grupos de nuestro nuevo curso de Astrología.
